Mi insomnio piensa esto: tengo miedo de volver. Tengo miedo de pisar el aeropuerto Simón Bolívar, todo lleva tu nombre, Padre. Y de paso, llegaré a Margarita de noche: también me da miedo Margarita en la noche; se vuelve siniestra, aburrida, mosquitos y gente muerta. En cambio, veré el mar, me enfundaré el traje de baño nuevo, leeré a Lispector bajo una sombrilla, sonreiré a la vista de nadie, procuraré que el sol no me queme (ya yo tengo mis heridas). Seré otra vez sombra, pero me bañaré en la playa y entonces vendrán juntos todos los qué hice, qué estoy haciendo, qué haré ahora, a dónde carajos voy. Si corro con suerte tomaré una lancha hasta Cubagua con algún viejo conocido. Veré los pequeños bagres, escucharé el ritmo frenético del acento que he ido perdiendo o que jamás tuve, me contentaré con la brisa marina y seré adolescente de nuevo. Constataré la vejez en el rostro de mi papá pues no lo veo desde que me marché, hace poco más de tres años. Encenderé el tocadiscos y dejaré que suene Tito Rodríguez. Seré una con los fantasmas de la vieja casa de mi infancia. Todo esto piensa mi insomnio para que vaya asumiendo la desazón del regreso. No hay regresos: hay viajes.
¡Genial! Disfruta tu viaje. Saludos desde Zaragoza. @warmth
ResponderEliminar¡Gracias!
ResponderEliminarNo pienses mucho en el aeropuerto - están diseñados para ser depresivos. Que disfrutes sol, sal, arena y familia :)
ResponderEliminarLos aeropuertos me gustan mucho. Lamentablemente, el de Maiquetía no tanto.
ResponderEliminarGracias por los buenos deseos.