Si yo fuese una escritora reconocida no contestaría ninguna entrevista en serio. A continuación la entrevista que me hizo Chepa Candela a propósito de mi novela «Yo amo tanto a Pepeto», con la que gané el premio Rómulo Gallegos.
Siendo usted una escritora de tanto renombre, ¿cuáles han sido sus influencias?
Es difícil contestar eso, Sin embargo, no puedo dejar de mencionar a Tito Rojas y a Galy Galiano, dos baluartes que han aportado mucho a mi trabajo.
¿Cuáles fueron sus primeras lecturas? ¿De qué modo le influyeron?
Condorito, sin duda. Panchita fue, es y será un modelo a seguir.
Sabemos que le inspiran los videos de Popy, ¿Pero qué más?
Me inspiro mejor cuando estoy en cuatro. No puedo evitarlo.
¿Tiene usted algún ritual antes de empezar a escribir?
Por supuesto. Antes de escribir le rezo un padrenuestro a Osmel Sousa, zar de la belleza, nuestro Oscar Wilde tropical, por así decir y me quedo corta.
¿Hay algún tipo de música que le inspire mientras escribe?
Sí, sobre todo los grandes clásicos: el grupo Niche y El Binomio de Oro. Luego están los post raphaelistas: José José, El Puma, Sandro. Música académica y de altura, no cabe duda.
¿Qué temas le apasionan?
Los enanos travestis. También, en menor medida, las gordas en lycras fucsias y los viejos que se tiñen el pelo.
Siendo usted una escritora de tanto renombre, el público se pregunta si tiene alguna bebida favorita.
Claro, el anís con yogur. Una exquisitez.
Cuando no puede escribir, ¿qué experimenta?
Me siento estreñida.
¿Cuál es su opinión sobre la literatura venezolana actual?
Hay grandes nombres y se están haciendo grandes cosas. Gente que apuesta a la lírica sin esnobismos, como Chino y Nacho. Luego está El Grupo Tártara, que ha sabido abrirse un nicho entre las fiestas de la burguesía. Y claro, no hay que olvidar al Potro Álvarez, gran baluarte de nuestra cultura. Todos son memorables. Pero no quiero insistir en nombres porque seguro se me escapa alguno.
Hay una frase suya sumamente célebre, citada en Congresos, en Estudios de Postgrado sobre Literatura: «Escribir es como cagar». ¿Cómo se le ocurrió semejante maravilla?
Gracias. Estaba yo sentada en la poceta cuando vi el parecido entre una y otra cosa. Fue una ráfaga de lucidez, no puedo negarlo.
Sabemos que está usted preparando una próxima novela, ¿tiene nombre? ¿de qué trata?
Sí, tiene nombre, se titula «Medio pollo y pa' la pieza». Es una obra coral que habla de la necesidad de simplificar el cortejo, de la importancia del romance.
¿Es usted una escritora que se siente inspirada de mañana o de noche?
Da igual. Después de garchar cualquiera se inspira.
Algunos han tratado de definir su estilo de escritura, de darle un nombre a tan novedosa propuesta, ¿cómo ve usted eso?
Me da un poco de diarrea. Lo que yo hago es escritura mamarracha realista con un toque de novela negra y blanca.
¿Qué piensa hacer con el dinero obtenido con el Rómulo Gallegos?
Gastarlo en perico y anís.
¿Qué consejos podría brindarle a las nuevas generaciones?
No me gusta dar consejos. Sin embargo, les recomendaría bailar desnudos cualquier tema de Los Corraleros de Majagual. Eso enriquece el alma.
¿Qué piensa sobre su fama y su éxito imparables?
Que la chupen. Que la sigan chupando.
¿Qué cosas le tocan de cerca, le hacen reflexionar?
Los hombres que no chupan concha, es un mal que hay que erradicar de nuestra sociedad. Luego están otros problemas, como las mujeres que usan jeans apretados o las que usan tacones y caminan como patos. Males muy graves ellos, sin duda.
¿Cómo se relaja dentro del estrés que ha de producirle ser la escritora venezolana más famosa?
Es un reto, sin duda. Me gusta ver ese programa de mujeres que estaban preñadas pero no lo sabían. Y Project Runway. Hay que prestar más atención a ese programa: ahí está todo: las búsquedas estéticas, el drama, el apuro.
Si no hubiese sido escritora, ¿a qué le hubiese gustado dedicarse?
A la prostitución, lo que viene a ser lo mismo. Eso o ser pordiosera. Hay mucha poesía ahí y el vino, además, te sale gratis.
¿Cómo será el bautizo de su nuevo libro?
Con pipí.
¿Alguna reflexión final para nuestros lectores?
Sí, claro. Que se echen desodorante. Y que vean más películas de Statham y menos porquerías de los ciclos europeos. Eso da gonorrea. También es importante comer espaguetis con tajadas.