Conmoverse es, muchas veces, ver allí donde había negro. Un instante en el que lo cotidiano emerge nuevo. Apariencia quizás falaz, quizá engañosa, pero nunca antes percibida.
Sumo en segundos una capa, otro nivel de lectura, y enriquezco la apreciación del cuadro. Y me arroba esa revelación.
Se devolvió, compró un “mezclaíto” llamado "Súper Salsa 5", con La Dimensión Latina, Joe Arroyo, La Orquesta Harlow, El Gran Combo y, por supuesto, Ismael Miranda. Se preocupó un poco al ver desaparecer el dinero de su cartera, pero se conformó buscando refugio en la música, como siempre lo había hecho, probablemente la única libertad que tenía un conductor de autobuses. El día se vislumbraba largo y pesado. Suspiró. Encendió su unidad. Arrancó hacia el fractalizado Centro de Caracas, siempre igual, siempre el mismo y, sin embargo, siempre caótico. No sabía por qué, pero en ese preciso momento, se sintió feliz.
Caracas cruzada, Vicente Ulive Schnell.
Gracias, John Manuel. Gracias, Vicente.
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