Publicado originalmente en Contrapunto.com
Llegó el futuro y no nos agarró
discutiendo sobre viajes al espacio, sino sobre si es o no es dictadura.
Algunas palabras no son fáciles
de pronunciar pero son las justas: a dictadura y exilio me remito. No las
quisimos, no las esperábamos, pero ahí están, separándonos de quienes esperan vivir
500 años para poder ver las cosas en perspectiva y entonces, ahí sí, emitir un
juicio.
Hace poco visité una muestra
traída a Buenos Aires desde el Museo Reina Sofía: “Perder la forma humana. Una
imagen sísmica de los ochenta en América Latina”. Recorrí las salas con el frío
en la nuca y con el asco de quien no soporta la estafa hacia una generación que
jamás podrá recuperar el tiempo que le ha sido arrebatado. Y vi fotos y prometí
no mostrar ni un ápice de sensiblería, pero ahí estaban: increpándome,
mirándome desde el presente este nuestro, tan siniestro.
Más allá de las imágenes de
protestas ocurridas en el Cono Sur a propósito de las dictaduras de entonces (muchas
muy conocidas por los latinoamericanos) escojo resaltar los métodos de los que
se sirvieron entonces los ciudadanos para protestar ante las claras violaciones
de Derechos Humanos. En Chile se respondió muchas veces a la represión con
acciones relámpago: cortes inesperados de calles mediante cadenas humanas,
siluetas estampadas en las calles.
En Perú, Herbert Rodríguez y el
Colectivo Los Bestias se pronunciaron en el concierto Rockacho contra las
masacres de Sendero Luminoso mediante carteles. Tanto más revelador me resultó
leer lo siguiente: “Muchas de estas acciones de denuncia escaparon del
tratamiento anecdótico o espectacular que la información oficial daba a los
sucesos y con frecuencia tomaron forma en la ironía y el humor, en lo que René
de Obaldía llamó “la forma amable de la desesperación”.
Sin embargo, al final del
recorrido tropecé con la piedra en el zapato: la obra “Nosotros no sabíamos”,
un collage del artista argentino León Ferrari que recopila titulares de los
diarios de la época del Golpe de Estado: “Las noticias reunidas dan cuenta de
la presentación de habeas corpus y la aparición incesante de cadáveres (…) El
procedimiento de Ferrari evidencia muy pronto no sólo el exterminio, sino también
el síntoma de que buena parte de la sociedad civil hiciera como si no pasara
nada”. Y entonces digo:
Nosotros no sabíamos de los miles
de asesinatos anuales.
Nosotros no sabíamos de los
cuerpos descuartizados.
Nosotros no sabíamos de los
presos políticos.
Nosotros no sabíamos de las
listas.
Nosotros no sabíamos que la
política de no asignar divisas para medicamentos terminaría por matar a tantos.
Nosotros no sabíamos de los
asesinos plenamente identificados y dejados en libertad.
Nosotros no sabíamos de los
exiliados.
Nosotros no sabíamos del
monopolio estatal.
Nosotros no sabíamos de la
corrupción.
Nosotros no sabíamos del
nepotismo.
Nosotros no sabíamos cuándo ni
cómo había que empezar a llamar a las cosas por su nombre.
Nosotros no sabíamos y no queremos
saber.
Nosotros no sabíamos. Y cuando
quisimos ver, ya no éramos humanos.
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