lunes, 6 de julio de 2015

Tuits que sobraron

Milla dibujada por Fer

Cuando mi perra me pide comida no le doy de inmediato, para que tenga algo que contarle al psicólogo.

Mi madre vino a hacer terapia conmigo y terminó haciendo terapia de su relación de pareja.

Sólo sé escribir de mañana, cuando no recuerdo mi nombre.

Que los argentinos están acostumbrados a perder es algo que no todos saben.

Cambiaría de identidad en los días nublados.

A quien me pregunta le digo que Venezuela vive una dictadura. Sin remate.

Por las noches tomo el mate que aprendí a beber en el psiquiátrico.

Ojalá los psicólogos invitasen un whisky durante la sesión.

Tomo más café que agua. Me mordió un tuitero del turno mañana.

Saltar de un libro a otro es el hacer zapping de quienes no tenemos televisor.

Parece que las cosas van mejorando. ¿Alguien necesita un poco del pesimismo que me sobra?

Ahora que estoy de reposo escribo mucha más poesía. ¿Quién necesita un trabajo?

No me gustan los escritores que no saben limpiarse su propia baba.

Tengo que hacer dieta. Esto no es un chiste. O sí.

Kubrick fue un genio pero sólo por una película: Eyes Wide Shut.

Mi escondite favorito sigue siendo el silencio.

Los venezolanos han hecho una deidad de las elecciones.

Fumar da cáncer pero ayuda a aclarar las ideas. He ahí mi argumento, señor Juez.

Una despedida puede ser un reinicio.

El secreto de tener Whst'sApp es no contárselo a nadie.

Tengo tanto por hacer que mejor finjo un secuestro.

No sé si cuando regrese mi libido, las páginas porno seguirán ahí.

Cada vez aprendo más de quienes superan los cuarenta años.

Nadie quiere quedarse solo en la pista de baile.

Mi mejor amigo nació en Cotiza, es hincha de Racing y nadie lo iguala en lealtad.

Si te mando una fototeta, seguro aparece una barriga nueva en un pezón.

La honestidad brutal está bien si no te importa hacer daño.

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