Cuando
John Cunningham salió de la nave pudo sentir el fuente viento
golpear su traje. Miró entonces alrededor y sólo notó oscuridad e,
incrédulo ante lo que pudiese hallar, emprendió su solitario camino. Durante
seis días exploró el territorio y, tal como esperaba, sólo encontró algunas
piedras singulares, pero ni un rastro de vida. El segundo día recordó a su
familia y temió no volver a verlos; al cuarto ya había manejado la ansiedad,
pero al sexto sólo experimentó un fuerte hastío. El séptimo día, cansado y
aburrido, decidió ir más allá de los límites de su misión. Anduvo y anduvo
horas haciendo breves pausas para descansar y para detallar las formaciones
rocosas. Divisó entonces una ciudad abandonada y hasta allá se encaminó. Al
llegar a la entrada del pueblo vio, no sin espanto, que varios cadáveres
colgaban de los cables. Casi se desplomó al corroborar que uno de aquellos
cuerpos era el suyo.
I'm all for short stories, pero este nomas me dejó picao.
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