viernes, 4 de septiembre de 2015

Mi viejo, el de la tumbadora y el bongó


Muchas veces pienso en mi padre. Mi padre tiene dos bibliotecas grandes, sufre de depresión, evita el roce social a toda costa y le tiene fobia a los autos y a los aviones, aunque no lo reconozca. Bah: creo que en realidad sufre de un tipo de fobia que le impide salir de sí mismo y su pequeño entorno atiborrado de viejas fotografías de Margarita, libros y recortes de prensa.

Pero debo presentarlo mejor. Mi viejo sabía desde chico que quería ser músico y, a los 13 años, le dijo a mi abuela (una comerciante pujante de la zona franca) cuál era su deseo. Ella y mi abuelo lo despacharon con un simple: “Música no es una carrera”, a lo que mi padre respondió: “Entonces, si no puedo estudiar música, renuncio al liceo”. Y renunció y se dedicó a trabajar en la tienda de mis abuelos. Eso sí: es un gran percusionista de guataca.

A los 18 años pudo comprarle la tienda y la vieja casa a mis abuelos y así tener su propio negocio. Trabajaba como el mulato que es: se despertaba a las 3 de la madrugada a recibir los contingentes que llegaban de Sucre y Bolívar a comprar sábanas, toallas Cannon, telas, quesos de bola, alcoholado El Pingüino. Mi madre hacía lo mismo.

Yo crecí jugando con telas. Para colmo, mi vieja es costurera. Pero me desvío.

Pienso en mi padre a menudo. Y siempre debo contener las lágrimas. Tengo una hermana mayor que es ciudadana alemana y mi padre jamás ha accedido a visitarla en estos largos veintipico de años que ella lleva allá.

Y sé que no vendrá a la Argentina. Pero cada vez que lo oigo por teléfono puedo ver cómo se va muriendo de depresión por todo lo que le rodea. Y yo, que heredé la enfermedad de él, me siento infinitamente inútil. ¿Qué puedo hacer?


Pienso en mi viejo porque a Venezuela no pienso volver. Recuerdo que todos los que lo conocen hablan de él como un hombre cabal, recto, honesto. Pienso en las flores que llevaré a su entierro.

5 comentarios:

  1. Ay :'( Y no le puedes echar una visitica un día de estos?

    ResponderEliminar
  2. Yo en tú lugar, pienso que haría lo mismo.

    Es más, si lo pienso mucho, ni al entierro iría...

    Lo velaría donde quiera que me encuentre en ese momento. Una pea; mientras veo fotos de él y me sumergo en sus recuerdos.

    ResponderEliminar
  3. Muy triste pero muy cierto, yo con muchas ganas de poderles pagar el pasaje a mis viejos algún día mientras estén vivos. Es una de las cosas que mas quiero hacer en esta vida, seria sacarlos al menos un rato de esa desgracia de país en la que se convirtió Venezuela.

    ResponderEliminar
  4. Saludos Cristina. Complacido con la información que publicas y la forma en que lo haces. Estoy pensando irme a Buenos Aires. Soy Economista y Doctor en Planificación. Profesor Universitario. Tengo 57 años, muy activo y de excelentes condiciones físicas y mentales. Consideras que puedo conseguir trabajo en universidades allá?
    Vivo en la Isla de margarita. Tu eres también margariteña? Cuando me mude argentina me gustaría conocerte personalmente. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. la pregunta si eres margariteña, viene por la letra de una canción muy tradicional de la Isla: "Achica el bote", y también por tus comentarios acerca de las tiendas de zona franca, posteriormente puerto libre. Bendiciones!

    ResponderEliminar