En mi familia materna las mujeres
suelen tener nombre de lancha o tapaíto: son orientales. Mi prima mayor, por
ejemplo, se llama Marimar y se casó en Araya. Yo era una niña, pero recuerdo
que usé un sombrero blanco (elegido por mí) que era la vaina más ridícula del
universo y, por desgracia, tanto el sombrero como mi gordura en un traje
melocotón brillante quedaron registrados en video.
A media tarde, antes del evento, notaron que
faltaba whisky, así que enviaron en lancha a un dúo dinámico: a mi
primo más borracho y a mi hermano, su secuaz. Ambos tenían la misión de buscar
varias cajas de whisky en Porlamar (porque era más barato) y regresar a la
Península. Hicieron la travesía, pero ya de regreso se bajaron una caja
completa y llegaron borrachos y tarde a la casa allende el Castillo.
Para la ocasión mi abuela y mis
tías cocinaron casi todo, es decir: grandes raciones de mariscos y pescados
hechos como para el consumo de los dioses. Un grupo de música folklórica y
tropical animó la velada. Sus integrantes vestían camisas de cocoteros y guacamayas.
Mi abuelo, ya en sus últimas, no perdió la ocasión de bailar en la pista de
cemento.
El vestido de Marimar no parecía de novia sino de
viuda. Tan bonita Marimar, pero se veía como La Sayona con aquel atuendo
cerrado hasta el cuello y lleno de encajes. La fiesta afuera se celebraba en
piso de tierra y bajo una choza. Mis primas más grandes, las damas de honor,
llevaban unos vestidos dignos de un carnaval en Carúpano, y sin embargo ellas se sentían
divinas.
A medianoche mi abuela paterna, una
consumada poeta y borracha, cayó en trance con tanta champaña. Dos primos
debieron cargarla hasta un auto para llevarla a la casa de la familia. Quien no
durmió en colchoneta esa noche, durmió en chinchorro (como el tío Jesús Rosas
Marcano)
Muchas veces, en vacaciones
posteriores, nos reunimos a mirar el video de la boda y nos reímos sin parar: todos
nos veíamos ridículos. Mi prima se divorció. Mientras, yo no dejo de
preguntarme quién se habrá quedado con aquel casette del bochorno.
Genial!
ResponderEliminarMuy bueno ! Yo también estaba y ... no me rasqué !
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