- Tetas. Es magnífico tener tetas. A veces
quisiera ser hombre para pensar sólo en mis tetas y olvidarme del desastre que
habita en mi cabeza. Tetas. A las feministas nazis no les gusta esto.
- Es cierto que, como bien dicen, caminar ayuda a
despejar la cabeza. Pero en ocasiones desesperadas, ni eso.
- Volví al punto inicial del juego: no quiero
hablar de Venezuela, no quiero los pormenores de sus tragedias cotidianas.
Estoy agotada de ese país y lo que pueda decir sobre él lo haré sólo con
personas allegadas.
- Si usted piensa que no puedo estar agotada de
Venezuela porque no vivo allá, le sugiero que busque otro blog o que vaya a ver
el canal de la Asamblea.
- Chávez y yo tenemos algo en común: un clóset con
cuatro prendas de ropa combinables entre sí.
- No puedo tomarme en serio a quienes proclaman su
deseo de ver morir a la crítica (literaria o cinematográfica, da igual).
- Hay personas que escriben muy bello y han leído
cientos y cientos de libros pero sus opiniones políticas son tan ligeras como
un artículo de Cosmopolitan. Sé lo que digo porque a mí sí me gusta esa revista (va
con todo mi amor, feministas ladillas)
- No sólo existe el chavismo: la crisis de los 30
también, para rematar. Qué mundo hostil, joder.
- Es más fácil entender el peronismo que
comprender el afán femenino por la boda eclesiástica. ¿Por qué lo hacen? ¿No
les basta con carecer de sentido del humor?
- Las anteriormente mencionadas hallan muy
divertido llamarse entre ellas “bruja”. Qué bajón, qué horror.
- Poesía es. No sé por qué me someto a esas
cuentas que tuitean 24/7 semejantes naderías. “Poesía es ser y no ser”, “Poesía
es un hombre en el desierto”. ¿Saben qué apelaba a la misma fórmula? El álbum de “Amor es”, queridos. Ojo, que yo también tengo mis momentos de
inoperante y condenada eternamente a humanidades y por ahí me aventuro con una
de ésas que ni Drexler. Igual lo importante es la autocrítica. La autocrítica
se está llevando esta temporada, me apunta un chavista del Facebook.
-
Que el prólogo sea mejor que el libro. Esos
reales se perdieron.
- Recibo mensaje de mi mejor amiga: ”¿Y dónde está el piloto? ya por TCM”.
Las buenas minas existen, sí señor.
- Un espíritu solemne de mirada enajenada se
apodera de mis compañeritos de maestría cada vez que mencionan a Deleuze. Sospechosos de virginidad forzada, mínimo.
-
Sí, yo me río con poco. Pensé que ésa era la
idea.
- He sido arrastrada al grupo de los insomnes. Lo
asumiré estoica: tuitearé pendejadas, beberé y fumaré. Pero no veré
infomerciales.
- Cualquier momento es bueno para lanzar una chola
por la ventana mientras nos lamentamos por las cosas imposibles.