Una mujer sola fuma en pantaletas. Es domingo. Podría quedarse así
horas y horas y luego días y días sin hablar, apenas oyendo a otra mujer que
desafina a lo lejos un despecho, el grito de gol del superclásico,
tan sostenido y filoso como aullidos de una jauría de animales desesperados, el grito de gol
minutos después de un hombre que llegó tarde y ahora también vocifera pero solo,
porque siempre están los que llegan a destiempo, al gol y a todas las cosas que de verdad importan. Esta mujer sola sabe estar encerrada, tal vez ha perdido la
capacidad de comunicarse, tal vez nunca antes estuvo tan muda. Intuye que la
imposibilidad de decir lo que quiere decir de la mejor manera posible, una
nueva, una que desarme, es suficiente para abatirla. Querer y no poder, ese otro superclásico. Y entonces abre la boca y
en voz baja, casi entre dientes, dice: la puta madre nojoda. Esta mujer no medita: putea.
UUUUUUfffffffff divino @catalanofran
ResponderEliminarYo aplaudo.
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