No importa de qué parte de
Venezuela sea, si chavista u opositor, blanco o negro: cualquier venezolano que
viva en Buenos Aires le dirá que la comida no tiene sazón. Que falta algo. Que
siempre es lo mismo.
Que el paladar de los porteños es
un paladar de carajito: he ahí en lo que todos estamos de acuerdo.
El porteño cree que la milanesa
es Maradona hecho comida. Vamos, que es rica, cómo no. Pero siempre he pensado
que es una comida muy de los 80, algo que se quedó en el tiempo. ¿El menú insoslayable? Pizza, empanadas,
tartas de verduras, pastas.
Ahora, cuando ya digo que
Wilfrido se volvió loco es cuando observo el fervor con el que hablan de un sándwich
de miga, un pebete o un tostado. ¡Es pan con pocas cosas, por dios! ¡Eso no es
comida! Ah, cómo extraño un buen club house.
Y tal vez te preguntes qué
desayunan los porteños. La respuesta es: nada. Unos mates (o un mate cocido,
que es como un té, viene en saquitos) y tal vez una medialuna. Sí, yo amo las
medialunas y las facturas, pero para merendar. Un porteño (no sé si aplica a
todos los argentinos) siempre te dirá que le produce asco que desayunes…
¡huevos! (“Che, ¿pero no te caen mal tan temprano?”)
El picante es otro problema. Acá
decir pimienta es casi lo mismo que decir salsa Tabasco. Un sufrimiento para
esta oriental. Y sin embargo, aunque les cueste una barbaridad probar cosas
nuevas, casi no existan lugares de comida árabe, el sushi sea cosa de hace poco
(y vendan rolls de atún enlatado) no todo puede ser malo y hay que aprovechar.
Si logras adaptarte a las pizzas
porteñas, sos un campeón (bah, cualquiera que logre más o menos adaptarse a
otro país diferente al suyo ya lo es). Pero si tienes chance, busca un buen
locro (un potaje de garbanzos, cerdo, auyama, etc) o prueba los tamales
tucumanos, que como tales al fin, tienen un gustico a hallaca. Ambas cosas las
puedes probar en la Feria de Mataderos (se hace los domingos), además del mejor
sándwich de bondiola y el mejor vino patero.
Por ahí siempre hay suerte y uno
se topa con un porteño que quiere experimentar o cuyas papilas gustativas sean
más ¿abiertas? Eso sí: le encantará la arepa (esto y las cachapas no fallan),
pero querrá inventar el Paty-arepa (hamburguesa de arepa). Y si vienes, ya que
estamos y no todo es tan malo: prueba el choripán en San Telmo y los helados de
cualquier heladería.
Pero cuidado con andar hablando
mucho de ají, cilantro, pescado y otras yerbas.
¡TE AMO, BOBA!
ResponderEliminarYo la amo mas!
ResponderEliminarYo adoro las pizzas argentinas y soy Caraqueño, me parecen maravillosas! no se cual es tu peo con ellas. jaja Todo bien igual chiquita, Sos una genia!!! adoro leerte
ResponderEliminarUna anecdota fue que me toco salir de viaje con un compañero de trabajo, afortunadamente no le hago asco al mate, arrancamos a manejar a las 4 am, echamos gasolina en la primera bomba, compramos galletas, y bien. A las 9 am ya yo con hambre le digo, epa y el desayuno? Y el infeliz me dice, Que decis? Si ya desayunamos!! Y yo, cuando vale tu eres loco??? Y el niño me dice, Che!!! Mate y galletitas!!! Queria como matar a ese pobre hombre
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