- Quien parte siempre se quiebra.
- Se llora al partir y se llora al regresar. De cualquier modo se pierde.
- A veces sólo la bondad de un desconocido basta.
- Más vivimos, más solos nos quedamos.
- El exiliado es una eterna figura incompleta.
- Algunas ciudades invocan mejor la muerte que otras.
- Todo exilio es desvarío.
- Todo amor es ancla.
- Para escribir hace falta un poco de vino y muchísimo desasosiego.
- La certeza de la muerte no me abandona. De estas cosas no se habla.
- Para sentirme orgullosa de ser quien soy, me exijo no escribir como mujer.
- La familia es el núcleo y el origen de todos los males.
- Voy dejando jirones de carne: sólo así concibo la posibilidad de alguna vida.
- Mi suicidio no depende de los hombres: depende de la posible orfandad de mis perros.
- Me fijo metas inversas a lo que exige la ciudadanía recta. Mis metas son hermosos desmanes.
- Para no escribir, basta con leer. En cambio, basta con vivir para insistir en el absurdo.
- Cada amor forma su propia llaga.
- Algún día dejaré de juzgarme tan duramente. Entonces, todos elogiarán mis huesos.
- Sólo encuentro alivio en el alcohol. Por eso la escritura no es más que un actor secundario.
- La ebriedad y la dicha van de la mano.
- Algunos nacemos para estar solos; es mejor asumirlo temprano.
- Ya no lucho con mi soledad: la rodeo.
- Y al final descubrió que estaba tan sola en el país de origen como en el país de llegada. Ése fue el verdadero golpe bajo.
- Bendito sea mi sentido del humor, que me mantiene casi incólume ante el fracaso.
- La vida es dura: por cada buen polvo nos tocan cinco malos.
La soledad no depende del país, pero ha de ser mas llevadera deambulando entre calles extrañas que encerrada tras cercas electrificadas.
ResponderEliminarUn abrazo para ti y otro para los perros.
Gracias por ese comentario. Va otro abrazo para vos.
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