sábado, 2 de julio de 2016

Borde


Juro que no quería venir. Pero se trataba de vos y justo ahora no puedo desairar a mis pocos afectos. Desde hace días siento la enfermedad. Se aferra a mi cabeza, toma posesión de mi cuerpo, el mismo que ya no aseo, que exige quedarse en cama. Camilo quiso poner un perchero en casa esta misma manana y, cuando se fue, vi que había quedado mal y torcido. Lo odié porque odio que las cosas no se hagan con esmero. Y entonces sentí la maldita chispa, el detonante de esta rabia y odio. No tienes idea del pavor que produce saberse una fiera, quedar reducido a los instintos más primarios. Estoy en un hoyo profundo, tan profundo que nadie puede llegarme del todo. Cuando se largó la lluvia no pude más y lloré y lloré. No quiero estar aquí, me repetía. Te daré una razón contundente: ¿Qué clase de país es ese en el que ni la pizza es rica? Al menos te hago reír, pero dime si no hay que ser desgraciado para dañar algo como la pizza. No niego que me hizo bien venir. Te contaré mi nuevo juego: ahora que ha vuelto la enfermedad cruzo la calle cuando los autos tienen luz verde. Sabes lo que busco en secreto. Así es el borde.

2 comentarios:

  1. El tema de la comida es porteño, al norte se consiguen platos mas latinoamericanos, y al sur... pues te cagas de frio. Y para q le añadas a tu nueva crisis, un pais donde ni la sal sala

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