Adán voló desde su natal Asunción hasta Bélgica con un propósito claro. Tenía 18 años y los asumía con el ímpetu y el espíritu adecuados. Adán viajó hasta la flamenca ciudad de Gent no por el intercambio cultural, la búsqueda de la paz mundial o de una revelación. Su única idea era tener sexo con un total de 100 mujeres durante los 11 meses que duraba la estadía.
"Blancas, evidentemente", decía Adán. Porque el asunto es que el paraguayo narraba su plan maestro a cualquiera que se le cruzara: a todas las chicas y los chicos de la Asociación, a las familias belgas que los recibieron, a los abuelos de esas familias, a los profesores del instituto de Holandés para Aprendices, a los de la mesa contigua mientras disfrutaba la generosidad de aquel país con más variedad de cervezas que Alemania.
Pronto las chicas de aquella región estuvieron al tanto de la idea del paraguayo. Entre risitas adolescentes se burlaban de aquel sudaca que pretendía cogérselas, pero a veces les adivinabas la picardía mientras planificaban la salida para el fin de semana. ¿Qué tendría Adán? Al fin y al cabo, los jóvenes belgas no sufren mucho a la hora del sexo. No viven rodeados de telenovelas, historias de mujeres que llegan vírgenes al matrimonio, no se ven en la obligación de buscar excusas ante los padres.
Fiesta que había en Gent o en los pueblos vecinos (en dos días se puede recorrer toda Bélgica en auto), fiesta a la que asistía Adán con su sonrisa Mercosur y aquella labia de galán de botiquín. Le caía a una, si esa se resistía iba por la otra y no paraba; te juro, aquel hombre no paraba. Y bueno, si tu meta son 100 en menos de 365 días, mejor que tengas el vigor del primer hombre sobre la Tierra.
A los meses se le ocurrió un plan más detallista, con un objetivo más definido: convenció a otros 3 paraguayos, 2 chilenos y un peruano de doblar la apuesta: los panas viajaron a Dinamarca por el simple afán de cogerse tipas absolutamente rubias. Rubias puras, naturales, de ensueño, con la cuca dorada. Unos genios estos sudacas, debo decir.
Que hubo sexo en Dinamarca es seguro. Que Adán haya cerrado ese año 2000 con cien conchas diferentes en su haber, no tanto. Lo cierto es que su afán sí le robó toda la energía, porque cuando regresó a Asunción no sabía decir ni papas fritas en holandés.
Hace poco vi en Facebook que estuvo de visita en Bélgica. No sé qué le habrá dicho a la esposa, pero no la mujer no aparece en ninguna de las fotos.