Desde hace años tengo la impresión de que nado en una especie de burbuja,
un recipiente cerrado, una esfera gaseosa en la que extiendo mis brazos
para dar algunas mínimas brazadas.
El libro de Esther, Juan Carlos Méndez Guédez
para dar algunas mínimas brazadas.
El libro de Esther, Juan Carlos Méndez Guédez
Mayo empezó con un extraño correo de mi hermano en el que pretendía transmitirme su alegría por la beatificación de Juan Pablo II.
En mayo luché y me gasté en la tarea de escribir una crítica de cine. Mayo será oficialmente recordado como el mes de la imposibilidad y el no talento para aprehender el hecho cinematográfico con palabras.
Una noche de mayo hallé a mi novio perplejo por el asesinato de un conocido en Cotiza. 17 disparos en el rostro.
Contuve un domingo la felicidad por la primicia del triunfo literario de un amigo. Celebré ser la lectora privilegiada de su cuento, meses atrás, antes del premio.
En mayo tomé la revancha ante la carencia de abrigo: opté por uno verde esmeralda, declaración de guerra y regocijo ante la dictadura del negro invernal.
El último viernes de mayo compartimos una botella de Ron Diplomático mientras (esto lo sabría apenas ayer lunes) en un lugar de Margarita un conocido de la adolescencia era asesinado en su casa.
Mayo termina en este comienzo de imagen recurrente, como las lágrimas que asaltan inesperadas: la sangre, el hijo muerto en brazos de su madre; el chopo, el estallido; la fragilidad, la desesperación.
Viendo con sus ojos borrosos cómo la vida se convertía en una película
que se iba saliendo de foco hasta finalmente fundirse a blanco,
luego a negro, y luego a un color sobre el que no se puede escribir
porque quienes lo han visto no están vivos para describirlo.
Los discos de mi padre, John Manuel Silva
El último viernes de mayo recibí también El libro de Esther, y a cada página sentí la angustia de no ser capaz de crear nada memorable. No tardaría en entender que debía intentarlo. También por mí vendrá la muerte.
Mayo: estuve aquí cada día que intenté recuperar sin éxito las palabras.