jueves, 24 de enero de 2013

Día 2

Primera arrechera (2. f. vulg. Ven. Indignación violenta)
En Margarita no sólo hay colas insufribles para comprar arroz, leche en polvo, harina de maíz y azúcar: en Margarita no hay tampones. Playa arruinada por asunto que pude solucionar comprando tampones al mayor en Buenos Aires. Me arrecho; miento madre; digo en voz alta: no entiendo cómo coños no salen a prenderle fuego a todo. Después de rodar por mil sitios consigo los susodichos tampones. Ya no me siento una Yoani Sánchez con privilegios. También la arrechera puede postergarse, concluyo. Gloria al comandante: el día está nublado pero ya puedo leer a Morábito frente al mar.
Luego tengo quien me traiga cervezas, lo cual hace al mundo un lugar menos inhóspito. Inicio una conversación casual con el mesonero. Otro paisano que no me reconoce. Soy de aquí pero me he acostumbrado a ser de ninguna parte. Luego mi madre sólo habla de secuestros, robos, asesinatos. Venezuela es una arrechera contenida y una eterna sección de sucesos. Menos mal que está bueno el libro de cuentos de Morábito. Y la cervecita de una tarde nublada.

2 comentarios:

  1. "Me dijo una vez: La vida de uno es una inmensa alegría o una inmensa arrechera." (Miyó Vestrini citando al Chino Valera)

    Estoy en ambos lados, como tú. Buenos Aires y Caracas, quiero decir. Ambas me escupen y me besan. Ambas suenan inconmensurablemente tristes, bellas y tristes, en tus letras.

    Te lo agradezco.

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  2. Gracias a vos por traer a Vestrini al blog: es alguien a quien admiro muchísimo. Por lo demás. se hace lo que se puede.

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